Impostores malabaristas han pululado, en plazoletas repulsivas de todas las temporadas socio-históricas, en la urdimbre de la discordia y los desaires por su condición de parias de un sector profesional.
En el periodismo dominicano de ahora, una cƔfila de enganchados -con personalidades quebradizas- acorralan y espeluznantemente despojan de su trabajo a quienes, con denodado sacrificio, han estudiado la carrera en universidades.
Para entender ese fenómeno, que estÔ lacerando a la comunidad global, formulemos y respondamos por lo menos seis preguntas:
¿QuiĆ©n es periodista?
Para alcanzar esa categorĆa se precisa cumplir cuatro requisitos: a) ser titulado de licenciado en periodismo o comunicación social del nivel universitario, b) tener como ocupación principal el reporterismo o la redacción/corrección informativa, c) percibir como ingreso esencial por esa faena, y d) estar inscrito en el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP). El Estado avala la carrera con el otorgamiento de licencias a las universidades para operar escuelas de comunicación social, y cuando delega en ese gremio la regulación del ejercicio profesional.
Los periodistas clĆ”sicos se formaban en la calle y en la redacción, porque no existĆan escuelas de comunicación. En reconocimiento a sus valiosos aportes a este quehacer (muchos de ellos fueron y son verdaderos maestros), a la democracia y a la sociedad, cientos de ellos con sobrados mĆ©ritos fueron aceptados como miembros de pleno derecho del CDP, hasta 1991. En los finales y comienzos del siglo XXI, se necesita formación humanĆstica, tĆ©cnica, cientĆfica, legal y especialización en centros de estudios superiores.
¿CuĆ”les son las funciones de un periodista?
1.- Buscar: observar, preguntar, interactuar con las fuentes y monitorear escenarios para conseguir datos de alto interĆ©s colectivo y redactarlos en los distintos gĆ©neros: noticias, entrevistas, crónicas, reportajes, anĆ”lisis noticiosos, comentarios, editoriales, artĆculos de opinión y cartas, que sean atractivos. Estos dos Ćŗltimos son gĆ©neros abiertos a los no periodistas.
2.- Estudiar y analizar acontecimientos y opiniones.
3.- Revisar y corregir contenidos: gramƔtica, morfosintaxis, lenguaje y estilo, tƩcnicas redaccionales, calidad, veracidad, exactitud, etc.
4.- Editar textos e imÔgenes multimedios en la interdisciplinariedad y en la traza de la contextualización.
5.- Difundir, bajo parĆ”metros Ć©ticos y jurĆdicos, por las mĆ”s variadas plataformas: prensa escrita, radio, televisión, pĆ”ginas web, redes sociales, etc.
¿CuĆ”les son las tipificaciones de los usurpadores?
1.- Los impostores se resisten a estudiar comunicación social, pero quieren seguir expoliando funciones que no les son propias. “Confunden”, ex profeso, la libertad de expresión con la labor periodĆstica.
2.- Invocan a periodistas empĆricos de Ć©pocas pasadas, cuando no existĆan escuelas/facultades superiores ni se habĆan desarrollado tantas innovaciones tecnológicas, tecnicismos y especializaciones.
3.- Desmeritan macabramente a los egresados de comunicación social, y apelan a artimañas para sacarlos de juego, como una apuesta productora/presentadora de un muy conocido canal televisivo del ensanche Los Prados.
4.- Comienzan pasando vergüenza como entrevistadores, luego ascienden a comentaristas y mÔs adelante cubren eventos nacionales e internacionales, sin pudor reportan como si fueran periodistas y hasta embadurnan -con las miradas perdidas- las computadoras.
5.- Sacan programas de entrevistas, buscan publicidad sin cumplir parÔmetros, solicitan anuncios públicamente y en la pestilencia del chantaje informan que no llevarÔn a sus espacios ni difundirÔn ninguna información a los que no les respalden.
6.- Maniobran, rompiendo brazos sin frenos, para dirigir medios, donde payolean y designan a amigos y parientes, que en ocasiones hasta mandan a periodistas a cubrir servicios.
7.- Utilizan los medios para proyectarse, influir y buscar cargos pĆŗblicos, como los polĆticos y literatos, y clientes, como los abogados, algunos para defender narcotraficantes y delincuentes de alto calibre.
8.- Aspiran ser relacionistas pĆŗblicos, aprovechando su participación en los medios, aunque revelen el peor desempeƱo por su falta de formación periodĆstica.
9.- Los usurpadores son mÔs agresivos que los periodistas en la búsqueda de publicidad, porque no les duele la profesión ni conocen los principios deontológicos.
10.- Ellos son un desastre en la vĆa pĆŗblica: divulgan noticias, entrevistan, comentan, interpretan y opinan a la vez, juntando todos los gĆ©neros como una ensalada, y hastiando a las audiencias, numerosos de ellos en la lancha de los improperios.
¿QuiĆ©nes son los culpables de ese cuadro?
1.- Los propietarios y directores mediÔticos, que los apadrinan por sumas monetarias en los arrendamientos de espacios -no importa que sean corruptos, lavadores de dinero o analfabetas-, ultrajando las leyes e irrespetando a la colectividad y los derechos de los profesionales de la comunicación social.
2.- MÔximos incumbentes de instituciones oficiales, que caen seducidos por la elegancia y el buen verbo femenino, y engatusados por cómicos y pasacantandos que aparecen en la pantalla. Son designados en departamentos de comunicación sin averiguar su titulación, experiencias ni su inscripción en el Colegio Dominicano de Periodistas (CDP).
3.- Los presidentes y directores ejecutivos de corporaciones privadas, que nombran en Ć”reas de relaciones pĆŗblicas a personas sin acreditación ni vĆnculos con el CDP ni los instrumentos mediĆ”ticos.
4.- El Colegio de Periodistas, que no ha sido capaz de denunciarlos y someterlos a la justicia -salvo en la gestión 2001-2003-, por un conservadurismo extremo, guarecido en argumentos insubstanciales.
5.- El conformismo y la sumisión de los periodistas, que creen que mejorarÔn su situación merodeando en las esferas del poder, y exigiéndole derecho al CDP sin cumplir sus deberes gremiales, como pagar la cuota mensual y participar en sus actividades.
¿Cómo los gremios y personalidades del periodismo han de afrontar esa bastarda apropiación?
1.- Reclamar a las empresas que cumplan con la Ley 10-91 sobre Colegiación PeriodĆstica y, si desoyen, presentar querellas ante tribunales, por violación al Código Penal en lo relativo a la usurpación de funciones.
2.- Exigir a los directores de medios audiovisuales abstenerse de arrendar espacios a forasteros, amparados en la Constitución, la citada Ley 10-91 y otras disposiciones legales, asà como también a los organismos estatales y corporaciones privadas.
3.- Disponer que en los textos de la prensa escrita y en los programas se coloque la etiqueta: soy periodista.
4.- En los artĆculos de opinión, identificar a sus autores como abogado, polĆtico, locutor, sociólogo, mĆ©dico, economista, empresario, etc.
5.- Desarrollar una sostenida y prolongada campaƱa para denunciar por sus nombres a los usurpadores de la profesión periodĆstica. En las redes sociales, crear quĆ©…
Los incautadores tienen la oportunidad de convertirse en periodistas profesionales, para que no estĆ©n mendigando que les reconozcan como tales por el tiempo que llevan en sus correrĆas mediĆ”ticas, solicitud que rechaza el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y TecnologĆa (Mescyt). Cuatro aƱos pasan rĆ”pido, acudiendo semanalmente, a programas sabatinos o a universidades andragógicas. Son numerosos los abogados, mĆ©dicos, locutores, ingenieros y otros que, sin prejuicios, asisten a las universidades para titularse en una segunda o tercera carrera.
¿CuĆ”les son los beneficios para los no periodistas estudiar comunicación social?
1.- Tener amplios y apropiados conocimientos informativos, narrativos, interpretativos y opinativos/valorativos exigidos al nuevo periodista de la post-modernidad.
2.-Tener mÔs prestancia y credibilidad, en un conglomerado que menosprecia a los que no han estudiado comunicación social.
3.- Reconocimiento profesional y disfrute del secreto profesional y la clÔusula de conciencia, establecidos en la Constitución de la República y el Código de ética del periodista dominicano.
4.- Oportunidad de pertenecer al Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y asistir a eventos de actualización y especialización.
5.- Facilidad de participar en programas de seguridad social: pensión, salud, recreativos, etc., y en concursos periodĆsticos.
Aparte de acreditarse como periodistas y aprender las tĆ©cnicas, códigos o lenguajes y las narrativas de una profesión cada vez mĆ”s exigente, los denominados enganchados -ese mote parece que se les quitarĆ” cuando vuelva Jesucristo- estudiĆ”ndola con humildad y sin complejo quijotesco en escuelas universitarias de comunicación verĆ”n reducir considerablemente la probabilidad de caer en las grietas del Alzheimer. Ese es un chance de evitarlo o retrasarlo, si trota un cordel hereditario, porque la constante e intensa ejercitación del cerebro gallarda como su principal antĆdoto.

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